Lo ideal sería pasar los nueve meses de embarazo sin malestar alguno, pero eso es casi imposible, los numerosos cambios, tanto físicos como psíquicos, que sufres durante el embarazo acarrean un sin fin de molestias. Hoy quiero ayudarte a prevenir o aliviar los malestares más comunes adaptando tu alimentación a cada uno de ellos:
Si padeces estreñimiento
Debes tomar más líquidos (mínimo 2 litros al día). Evita el arroz, el té, el limón… y aumenta el consumo de fibra. Nada más levantarte bebe un vaso de agua y habitúate a ir al baño todos los días a la misma hora, de este modo regularás tu organismo.
Si tienes ardor de estómago
Distribuye tus comidas en más tomas diarias y más ligeras. Y mastica más despacio. No puedes tumbarte después de las comidas, debes esperar a haber hecho la digestión, cuando lo hagas, hazlo un poco elevada, ayúdate de un almohadón grande. Cuando notes que vas a empezar con los ardores, levántate y toma un poco de leche fría, evitarás los ardores y si aparecen, no serán muy fuertes.
Si estás baja de peso
Aumenta el consumo de pescado para evitar que influya en el desarrollo de tu bebé. Si puedes, evita el atún y el pez espada por su elevada composición en mercurio. A la hora de cocinar, añade alimentos de alto contenido calórico y nutricional a tus comidas; por ejemplo, leche entera, queso en la pasta, huevos batidos en las sopas y purés…
Si estás aumentando demasiado peso
Haz comidas más ligeras y más frecuentes para evitar picar entre horas. Un truco que te puede venir muy bien es: comer una pieza de fruta junto con dos vasos de agua antes de las comidas principales, te darán mayor sensación de saciedad y comerás menos. No comas rápido, hazlo tranquílamente, así engañarás a tu cerebro y comerás menos cantidad de la que realmente necesitas.
Para reducir las calorías, lo ideal es cocinar al vapor, reducir el aceite en los guisos, olvidarte de las bebidas azucaradas y los refrescos e intentar comer pollo o pavo en vez de carnes que aún teniendo los mismos nutrientes, contienen muchas más calorías.
Si tienes retención de líquidos
Reduce la sal en tus comidas. Además de la sal común con la que condimentas los alimentos, hay que incluir las pastillas de caldo, las salsas… Puedes sustituirlos por especias, limón, hierbas aromáticas, ajo… Y por supuesto, mantenerte muy bien hidratada.