A lo largo de la gestación, tu bebé sólo obtendrá los nutrientes que tú le puedas proporcionar. Por eso, ahora más que nunca debes cuidar tu alimentación, ya que si no recibe las vitaminas, minerales, proteínas… necesarias no podrá crecer sano.
Durante los nueve meses de embarazo, tú eres la única fuente de alimento de tu hijo. Por eso, los especialistas suelen afirmar que el feto es igual a lo que la madre come o lo que no come.
Desarrollo de los órganos
Durante los primeros meses de gestación, el corazón, el hígado, los riñones, el sistema nervioso… se desarrollan con gran rapidez. Pero para eso es preciso que la madre a través de la placenta le suministre determinados nutrientes.
Los ácidos grasos omega-3 (pescado azul), que tu cuerpo no puede fabricar por sí mismo, son imprescindibles para que la retina de tu hijo se forme correctamente.
El cerebro del niño experimenta su crecimiento máximo durante el último trimestre y hasta el primer cumpleaños del niño. Para que la corteza neuronal se desarrolle sin problemas es fundamental que la madre cuente con una buena cantidad de yodo (se encuentra en el pescado y la sal yodada). Está comprobado que los déficit de yodo conllevan disminución del coeficiente intelectual del niño. Por eso ahora se recomienda tomar suplementos de yodo durante el embarazo y la lactancia.
Las proteínas son el elemento principal para la formación de la placenta, y para la formación y el crecimiento del feto. Las proteínas humanas son una combinación de 22 aminoácidos, de los cuales 8 deben ser aportados diariamente a través de los alimentos. Los de origen animal (huevo, pescados, carnes y leche) contienen todos los aminoácidos esenciales, pero los de origen vegetal son deficitarios en uno o varios.
Alimentos que ayudan
Huevos: La proteína de mejor calidad se encuentra en la clara del huevo, dado que contiene en una proporción óptima todos los aminoácidos esenciales. El huevo aporta además vitamina A, D, E, vitaminas del grupo B, selenio, zinc, hierro, fósforo y sodio.
Legumbres: Es el alimento ideal para las embarazadas con problemas de diabetes gestacional: las legumbres tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que después de ingerirlas aumenta poco el nivel de glucosa en sangre y, gracias al elevado aporte de fibra, el paso de la glucosa a sangre es lento.
Aceite de oliva: La embarazada debe cuidar el consumo de grasas en su alimentación, ya que un exceso de colesterol perjudica tanto a la madre como al bebé. La mejor forma de regularlo es incluir en la dieta grasas mono-insaturadas y poli-insaturadas. Por eso debes cocinar y aderezar tus platos con aceite de oliva, que además es rico en vitamina E.