Ha llegado el gran día: es una gran alegría saber que vas a conocer a tu hijo en breve, pero también un momento de máxima tensión en el que surgen multitud de dudas. No tengas miedo a preguntar. Es tu parto y tienes derecho a estar informada. Las personas que te van a atender te van a ir explicando las sucesivas etapas, pero si necesitas más información, pídela. Comenta tus miedos.
En el hospital se realizan algunas prácticas que te pueden parecer cuestionables. Todas tienen alguna justificación, si no entiendes por qué se hacen, puedes pedir una explicación a los profesionales. Antes de negarte, hay que saber si es importante.
A continuación te explico un par de prácticas habituales durante el parto para que te hagas una idea y no te pillen de sorpresa:
El enema: Sirve para vaciar el intestino de cara al parto. Se emplea para dejar espacio al bebé en el canal del parto (ya que las heces ocupan sitio y el recto está muy próximo a la vagina), y también para que las heces maternas no contamienen la vagina y al propio bebé durante el nacimiento. La mayoría de las mujeres no se sienten cómodas si emiten heces durante el parto, resulta desagradable. Pero hay otras que no consideran necesario el enema y se niegan a ello. Puedes elegir una de las siguientes opciones: permitir que te lo pongan, ponértelo tú misma o negarte a ello. Es mejor que antes de ingresar tengas la decisión tomada.
El rasurado: En el parto se suele rasurar una pequeña zona entre la vagina y el ano, que es donde se suele practicar la episiotomía y donde se localizan la mayoría de los desgarros. Se realiza para poder suturar mejor si es necesario y porque es más fácil realizar la higiene. Actualmente, muchas mujeres se depilan la zona como práctica habitual. Si no quieres que te rasuren, puedes decirlo o depilarte tu misma. En el caso de cesárea, te tendrán que rasurar el Monte de Venus, ya que es donde se realiza la incisión, para garantizar la asepsia en la intervención y poder suturar bien los bordes de la herida.
Otra de las cosas que más angustia produce es la posibiliadad de sentir dolor. Para hacerle frente, cuentas con la epidural. Se puede administrar en la mayoría de los partos, pero hay ocasiones en las que tienes que esperar un tiempo hasta que te la pongan o incluso puede que no te la administren. Hay que ir mentalizada para estas eventualidades. Se puede parir sin epidural, y hay otros recursos que te pueden ayudar a llevar mejor la situación, como la respiración, los masajes, buscar la postura más cómoda…
¿Cómo será mi parto? Es la pregunta del millón. Ningún profesional es capaz de prever cómo será un parto ni las complicaciones que pueden surgir en cada mujer y en cada bebé. Incluso en las cesáreas programadas hay eventucalidades que no podemos controlar.
Por ello, no conviene crearse falsas expectativas puesto que nadie te puede asegurar cómo van a desarrollarse los acontecimientos. Lo más sensato es estar abierta a las distintas posibilidades y ser flexible ante posibles situaciones que te resulten adversas para, así, evitar sentir frustración.