Cuando se tienen malos recuerdos, es normal que los nervios aumenten en la recta final del embarazo. Te preguntas: “El segundo parto ¿será más fácil? ¿será más rápido? ¿se adelantará? ¿dolerá menos?”. Hay que tener confianza en el trabajo de la matrona y el ginecólogo y pensar que cada parto es una situación distinta. No porque una vez haya ido mal, la siguiente va a ser igual. En todo caso, ahora tienes más experiencia para prevenir dificultades. En general, el segundo parto resulta más fácil porque todo resulta más familiar.
Además, el segundo parto suele ser más corto, puede durar casi la mitad (entre dos y ocho horas, frente a las cinco-once horas del primero). Las paredes pélvicas ya se ensancharon en el parto anterior, por lo que se dilata más rápidamente. Como todo el proceso se acelera, puede dar la sensación de que las contracciones son más fuertes. La fase de expulsión (desde que se produce la dilatación completa hasta que sale el bebé) también suele reducirse de 30-60 minutos a 10-20 minutos.
Pero, aunque desde el punto de vista médico los segundos partos suelen ser más fáciles, no siempre lo son emocionalmente. A medida que avanza el segundo embarazo, a las futuras mamás les preocupa cada vez más que su bebé nazca sano, que no sufra daños al nacer.
La primera vez que se da a luz no se suele ser consciente de lo que puede pasar, pero la segunda vez ya se han escuchado “terribles historias de partos” o se han leído estadísticas sobre problemas que pueden asustar realmente.
Repasar el primer parto (o los partos anteriores) con la matrona y el ginecólogo en las últimas semanas de embarazo y elaborar un plan de parto ayuda a disipar miedos e inseguridades.