La sal está compuesta por sodio y cloro, ambos son esenciales en la regulación de algunos procesos de nuestro organismo.
Las piernas sufren de leves retenciones de líquidos según va avanzando el embarazo, de tal modo que en el último trimestre estas retenciones se van acentuando. Este problema no tiene nada que ver con el sodio. Es debido a que el útero, en constante crecimiento, presiona las venas que retornan los líquidos desde las piernas.
Los expertos advierten: tan perjudicial es la reducción como el exceso de sal durante el embarazo.
Consecuencias de una dieta sin sal
Excepto por indicación médica, reducir la sal durante la gestación es algo personal. Antiguamente se aconsejaba a las embarazadas con problemas de retención de líquidos, la restricción de la sal en su dieta. Pero, cuando se trata de una “leve” retención se considera normal y no hay que bajar el consumo de sodio.
Cuando la madre reduce indevidamente el consumo de sal durante la gestación, el bebé puede sufrir hiponatremia neonatal (niveles bajos de sodio en sangre).
Consejos para no excederse en el consumo de sal
- Si los alimentos están cocinados con sal, no hay que añadirles más durante la comida. Evita poner el salero en la mesa.
- No abuses de alimentos salados (patatas, aperitivos, aceitunas, frutos secos, salazones, embutidos, conservas…)
- Evita las carnes saladas o ahumadas (tocino, panceta…)
- Reduce el consumo de ketchup, mostaza u otras salsas que poseen sal en su composición.
- Evita los condimentos que contengan sal, sustitúyelos por especias (jugo de limón, ajo, pimienta…) o hierbas aromáticas.