En los últimos años, la medicina moderna ha desarrollado pruebas prenatales cada vez más complejas para detectar anomalías físicas y genéticas en los bebés. Estos avances tecnológicos han facilitado información asombrosa que en las generaciones pasadas eran indetectables. Sin embargo, estos avances también han creado dilemas angustiosos para los padres modernos, sobre todo si se enfrentan a resultados que indican que su bebé no está saludable.
Un aspecto que no siempre es comprendido por los padres es que si los resultados de las pruebas indican que el bebé tiene una anomalía, normalmente hay curas o tratamientos. En otros casos, puede no existir una solución, y las únicas opciones para los padres son las siguientes:
1. Continuar con el embarazo con el conocimiento de que su bebé tiene un trastorno genético o anormalidad, y que van a tener que prepararse mental y emocionalmente para ello.
2. El aborto. Los padres que se enfrentan a estos problemas suelen encontrar la solución en la interrupción del embarazo. Tratar de decidir si continuar o no con el embarazo en estas circunstancias es abrumador, en medio de un torrente de emociones.
Ten en cuenta que algunos resultados de las pruebas no siempre son claros o precisos por lo que en general algunos padres solicitan una segunda opinión. Por ejemplo, el 10% de los resultados de las ecografías durante el embarazo pueden ser inciertos, donde no pueden interpretarse con facilidad y no se sabe definitivamente si existe o no un problema. También puede haber ‘falsos positivos’ cuando la ecografía indica que un bebé tiene un problema. En definitiva, a 1 de cada 10 mujeres embarazadas (10%) se le puede decir que su bebé tiene un defecto de nacimiento, cuando en realidad no es así. Por ello, nunca está de más pedir una segunda opinión.