El emplazamiento de sus orejas está perfectamente definido en el segundo
mes de embarazo y todo su sistema auditivo en el cuarto mes: pabellón externo y oído medio. Pero ello no significa que el feto pueda escucharnos o entender lo que decimos. El líquido del oído medio baña los huesos del oído, sobre los que repercuten los sonidos que llegan hasta el tímpano. Sin embargo, éste se encuentra obturado por un tapón mucoso que inmoviliza los huesecillos del oído y que impide su capacidad de resonancia. Además, la trompa de Eustaquio también se encuentra envuelta en ese moco. El bebé sólo oirá correctamente cuando al nacer inhale un primer golpe de aire que le haga expulsar el líquido a través de las vías respiratorias, liberando de esta forma su sistema auditivo.
- La voz de su madre. La mayor parte de los expertos considera que a partir del sexto mes de embarazo, el feto percibe numerosos sonidos, particularmente los que proceden de la voz de su madre, ya que le llegan tanto desde el interior como desde el exterior El futuro bebé diferencia ya la entonación y la música, así como la sonorización que caracteriza a su lengua materna.
- Bajo la epidermis. Los neurofisiólogos insisten en que existe una incapacidad técnica para que el bebé oiga a través de las resonancias sobre su tímpano. La posibilidad con mayor peso es que su organismo está equipado de receptores que se localizan bajo su epidermis: las vibraciones sonoras, que son transmitidas por el líquido amniótico, le llegan a través de la piel.
Descubre sabores
La madre transmite los primeros placeres gustativos al líquido amniótico, que contiene moléculas aromáticas procedentes de su alimentación. A través de los receptores olfativos (células capaces de captar las moléculas químicas que transportan los aromas de la alimentación de la madre a la nariz del bebé), el feto comienza a familiarizarse con los olores. Y por la capacidad de las células sensoriales que recubren su boca descubre los sabores. Con e! tiempo, el bebé podrá identificar la consistencia y la temperatura de lo que se le ofrece, pero en este período de su vida su gusto es fluido y se encuentra, además, a una temperatura ambiente.
Puede memorizar cosas
A pesar de que el sueño lento favorece el crecimiento, paradójicamente el sueño agitado le va a permitir al feto memorizar las situaciones y la información que se produce a lo largo del día: el futuro bebé registra el contacto con el útero, la caricia del líquido amniótico, los sonidos que vibran sobre su piel… Y cuando nace, es capaz de reconocer la voz de la madre o una canción que haya escuchado mientras estaba en el vientre de la madre.
- Reflejo de conocimiento. Los investigadores consideran que las señales imprimidas en el sistema nervioso primario pueden ser las responsables de crear un “reflejo de reconocimiento” Pero, en ningún caso este recuerdo memorístico procede de los circuitos que generan la consciencia, ya que ésta sólo se producirá en el córtex cerebral, centro de la memoria y la inteligencia, a lo largo de la vida externa del futuro bebé. Por eso a veces se dice que el feto tiene una memoria inconsciente.
Aprende a succionar
Al final de su primer trimestre de vida en el útero, los músculos del feto están lo suficientemente desarrollados como para que pueda mover su cabeza y sus manos de tal manera que sus dedos y su boca entren en contacto. No es raro ver en el transcurso de una ecografía cómo se chupa su dedo pulgar. No se trata de un gesto premeditado, pero cuando el encuentro se produce, él lo aprovecha como un entrenamiento para aprender a mamar Este gesto, primero de sus actos reflejos de supervivencia, se repetirá constantemente porque está “programado” para ello: aún no lo sabe, pero en su futura vida fuera del útero de la madre deberá mamar para poder alimentarse.
El día a día de tu bebé en el vientre materno (Parte 3 de 3)