El bebé nace con sus cinco sentidos desarrollados, pero no del todo, y tendrá que ir perfeccionándolos a medida que pase el tiempo.
La vista. Aún débil, no tiene capacidad para fijarse. El bebé logra alcanzar 20cm de distancia, lo que equivale al recorrido entre su cara y la de su mamá cuando está mamando.
El oído. Reconoce la voz de su madre al igual que hacía mientras estaba en el útero, y la de su padre y otros familiares, como hermanos, que le han hablado frecuentemente durante todo el embarazo.
El tacto. Es muy sensible en la zona de la boquita. Observarás cómo se gira enseguida si le rozas. Esto le sirve para buscar alimento y encontrar el pecho de su mamá.
El gusto. Es capaz de distinguir los sabores amargos de los dulces (ha probado variedad de ellos en el líquido amniótica, según la comida que ingería su madre).
El olfato. Lo tiene desarrollado de una forma sorprendente, de hecho, reconoce sin equivocarse el olor de su madre y de su leche, entre otras que se le presentan.
