Un embarazo dura, por término medio, 266 días, o 38 semanas. Ahora bien, como el momento exacto de la concepción no se conoce con exactitud, el cálculo se hace a partir del primer día de la última menstruación, ya que esa fecha es fácil de recordar.
Como siempre hay malentendidos a la hora de calcular la duración del embarazo, el médico divide los 280 días (14 días desde la última regla hasta la ovulación, más 266 días desde la concepción hasta el nacimiento) en 40 semanas o 10 meses lunares, ya que el ciclo dura 28 días. Así, el primer mes del embarazo termina cuando el embrión acaba de anidar en el útero materno.
Pero es difícil que el bebé nazca el día exacto establecido por estos cálculos. Puede adelantarse o retrasarse días o, incluso, semanas. Si un niño nace antes de haber terminado la semana 37 de gestación, suele tratarse de un parto prematuro y su peso será, como mucho, de 2.500 gramos. Si el embarazo dura más de 42 semanas, lo más probable es que el médico intervenga para inducir el parto.
Si el retraso es muy prolongado, el niño dejará de estar bien alimentado por una placenta envejecida y su vida puede correr peligro. Hoy en día, no es habitual que los embarazos se prolonguen indebidamente, ya que la mayoría gozan de un seguimiento clínico muy preciso. Además, es posible determinar la fecha del parto con bastante exactitud gracias a la exploración ecográfica.
Y bien, visto esto, ¿cuándo nacerá mi bebé? Pues la respuesta es: no se sabe. La fecha probable de parto es sólo una referencia, ya que pocos bebés son “puntuales” a la hora de nacer.
Las estadísticas muestran que 3/4 partes de todos los bebés nacen entre las dos semanas antes y las dos posteriores a su fecha prevista. Algunos bebés necesitan simplemente más tiempo de crecimiento en el cuerpo de su madre y otros tiene una “prisa” especial por nacer. Ten en cuenta estos datos y así evitarás preocuparte innecesariamente.
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