Puede haber varias razones para este efecto nocivo. La nicotina interactúa con la acetilcolina, que es un importante neurotransmisor y mensajero cuando el cerebro se está desarrollando durante la etapa fetal. Pero también existe la posibilidad de que el tabaquismo en la madre pueda conducir a una forma de desnutrición fetal.
El equipo de Scott Montgomery y Matz Larsson ha descubierto además que el hábito de fumar de la madre durante el embarazo puede perjudicar más a los niños que a las niñas.
Existe un vínculo entre la nicotina y la testosterona. La nicotina puede influir en el desarrollo del cerebro e interactuar con la testosterona, en particular durante la etapa fetal, y esto podría hacer que los niños fuesen extremadamente susceptibles a la exposición a la nicotina durante dicha etapa, en comparación con las niñas.
Los resultados se basan en datos recopilados sobre más de 13.000 niños que son objeto de seguimiento científico periódico, en el marco del Estudio Nacional Británico sobre el Desarrollo Infantil. A esos niños, todos nacidos en Gran Bretaña en la misma semana de Marzo de 1958, se les estudia desde su nacimiento. Los hábitos de las madres relacionados con el tabaco durante el embarazo también fueron registrados.
A la edad de once años, los niños fueron examinados médicamente para comprobar su grado de control físico motor y el de su capacidad de coordinación.
Y resultó que los niños cuyas madres habían fumado al menos nueve cigarrillos al día durante el embarazo tenían mayor dificultad para completar las pruebas, especialmente al utilizar su mano no dominante, que para la mayoría es la mano izquierda.