Sin el hierro, nuestro organismo prácticamente se asfixia. Se trata de un mineral esencial de la hemoglobina (lo que hace que tu sangre sea roja) y transporta el oxígeno desde los pulmones hacia otros órganos de nuestro cuerpo. Además participa en numerosas reacciones enzimáticas.
En caso de falta de hierro es posible que te sientas cansada, irritable, te será más difícil concentrarte en algo o dormir, el cabello se cae, las uñas se vuelven frágiles e incluso serás más susceptible hacia las infecciones.
Si el hierro es un mineral de gran importancia en cada uno de nuestros días, durante el embarazo, lo es más aún. Estas necesidades se acrecientan debido a que el volumen sanguíneo maternal aumenta. La placenta se forma y el feto toma el hierro necesario para su desarrollo de la sangre de su madre. Por eso es frecuente que las mujeres embarazadas se encuentren con anemias, incluso después del parto, donde la pérdida de sangre es mayor.
Es importante estar al tanto de los niveles de hierro durante el embarazo y antes de dar a luz. También se suelen vigilar estos niveles durante el puerperio. Las anemias peligrosas afortunadamente aparecen rara vez y se caracterizan por una tez pálida, fatiga, falta total de energía y una bajada considerable en el sistema inmunológico.
¿Dónde podemos encontrar el hierro?
Cada vez que aparece esta pregunta, lo primero en lo que pensamos es en las lentejas, pero ese no es el único alimento que lo contiene. Podrás encontrar hierro en la fruta, las verduras (espinacas, por ejemplo), el perejil o los frutos secos (especialmente almendras y avellanas).
Además es recomendable optar por alimentos que contengan hierro hemo, ya que nuestro organismo es capaz de absorberlo mucho mejor. Podrás encontrar este tipo de hierro en el pescado, aves, carnes rojas y mariscos. En caso de necesidad tu médico podrá recetarte suplementos de hierro.
Consejos para asimilar mejor el hierro
La absorción de hierro no-hemo durante el embarazo es de un 6-60%. Para encontrarte más cerca del 60 que del 6, sigue éstos sencillos consejos:
– Consume a menudo alimentos ricos en vitamina C. Por ejemplo, si te tomas unas lentejas acompáñalas de un zumo de naranja recién exprimido o tómate una naranja después de las lentejas. La vitamina C facilita la absorción del hierro.
– Evita tomar té después de la comida, sus taninos se llevan el 75% del hierro que esa comida contenía.