La presencia del padre en el parto es muy importante, ya que el apoyo psicológico y emocional que supone para la mujer en un momento tan transcendental como parir al hijo de ambos es sumamente beneficioso.
El problema es que no todo el mundo resiste presenciar un nacimiento. Muchos papás se marean al ver sangre o no soportan ver sufrir a su pareja, y para ellos supone un suplicio estar presentes en el paritorio.
Si este es tu caso y piensas que aunque tu marido te acompañe no va a resultar de mucha ayuda, es mejor que no entre. Pero si estás asustada y crees que tenerle al lado te va a dar fuerzas y vas a estar más tranquila, conviene que analicéis juntos la situación con madurez y sensatez para que él mismo se dé cuenta de que, a pesar de sus reticencias, en realidad, la que pero lo va a pasar eres tú y que por eso necesitas su apoyo incondicional.