‘Si vomitas, es buena señal’, decían antes las madres a sus hijas cuando estaban embarazadas. Hoy, los expertos les dan la razón y asocian las típicas náuseas del primer trimestre con un embarazo feliz.
La explicación médica que se puede dar es que una placenta que crece produce estrógenos, esta hormona aumenta el sentido del olfato y, como consecuencia, hay mayor riesgo de náuseas. En cambio, un embarazo sin ellas podría indicar que no se ha dado el debido aumento de estrógenos y podría sugerir problemas en la futura madre.
Independientemente del diagnóstico de tu ginecólogo (el único que puede interpretar debidamente todos los síntomas de una gestación), un estudio publicado en ‘Obstetrics‘ vuelve a dar la razón a nuestras abuelas: que el jengibre (un gramo al día) es uno de los mejores remedios (y no tiene efectos secundarios) para las náuseas del principio del embarazo.