La mayoría de las mujeres que hemos tenido hijos coincidimos en la intensidad del momento del parto, ya sea de forma natural o por cesárea. En ese instante en el cual el bebé que llevas dentro y has sentido durante meses, y sobre el que tanto has fantaseado, se separa físicamente de ti y comienza a ser un individuo diferente y autónomo.
El parto no suele ser una experiencia fácil: sientes dolor, cansancio, miedo a que las cosas no salgan bien… pero una vez que tienes al bebé en tus brazos, te sientes única, poderosa, especial, ¡lo has conseguido! Ese momento es solo tuyo. Cuando te das cuenta de que has podido dar a luz a tu hijo, que has sido capaz de traer a la vida un nuevo ser… en ese instante te sientes orgullosa e invulnerable. Tienes el mundo a tus pies (y no es para menos).
Para cada embarazada la experiencia será distinta: hay tantos partos como hijos vienen al mundo, pero, sin duda, cada uno de ellos queda grabado en el cerebro dejando una marca imborrable. Aunque es posible que resulte difícil expresar con palabras una vivencia tan intensa, a todas nos gusta hablar de nuestros partos y de nuestros hijos, nos encanta comentar cómo fueron esos primeros momentos de contacto con nuestros bebés, con sus aspectos positivos y negativos, tanto si fueron placenteros como si fueron difíciles. Por mucho tiempo que pase, nunca se olvidan los detalles importantes y las sensaciones vividas en el momento del parto.
Esas sensaciones tienen una base neurohormonal. Durante el parto y posparto, tu cuerpo segrega gran cantidad de oxitocina, la llamada “hormona del amor”, que desciende los niveles de estrés y te vincula con tu bebé. Esta hormona, que también previene las hemorragias tras el parto y facilita la lactancia, hace que te sientas menos vulnerable ante el dolor y la ansiedad y favorece las conductas de crianza, es decir, te ayuda a ser madre.
En definitiva, aunque a veces el momento del parto puede convertirse en una experiencia difícil, la realidad es que para la mayoría de las madres supone un recuerdo maravilloso e intenso. Tienes que olvidarte del miedo al dolor, a lo desconocido… y ver el parto como una prueba que vas a superar y que la recompensa a tu esfuerzo es: un bebé precioso!