Cuando tenemos una mascota, normalmente un perro o un gato, hay que concienciarse de que hay que prepararla para cuando llegue el bebé.
Lo primero es tener al día las vacunas del animal y asegurarse de que esté bien desparasitado, hazle una revisión extra para comprobar de que todo está en orden.
Los gatos transmiten la toxoplasmosis, es inofensiva en adultos y niños sanos, pero es altamente peligrosa para el feto. Las embarazadas deben tener mucha precaución y lavarse bien las manos tras haber tocado al gato y usar guantes cuando se esté limpiando la caja de las deposiciones, si puede hacerlo otra persona, mejor.
No obstante, la gran duda de los futuros padres es: ¿Puede mi mascota atacar al bebé? En casos en los que la mascota es un perro agresivo que con facilidad ataca a otros animales, debes consultar con tu veterinario o acudir a un entrenador para que te oriente. Pon a prueba a tu mascota y cerciórate de que acata las órdenes más elementales y es lo suficientemente obediente.
En ocasiones, puedes conocer perfectamente a tu mascota y pensar que no puede ocurrir nada porque la consideras bondadosa y nada peligrosa, pero nunca hay que fiarse. Ten en cuenta que en la mayoría de los ataques de animales a niños ocurren cuando éstos están a solas con el animal en el instante de la agresión. Aplica desde el primer día de la llegada de tu bebé esta regla: no dejes solo a tu bebé con tu mascota.
El nuevo bebé en casa va a suponer algunos cambios en los hábitos de tu mascota (ya no podrá dormir en la habitación de los padres, permanecerá más tiempo fuera de la vivienda o la duración u horario de sus paseos serán diferentes). Todos estos cambios, deben empezar a realizarse al menos un mes antes de la llegada del bebé, así evitarás que tu mascota pueda asociarlos con el bebé y le culpe por ello (el animal siente que está saliendo perdiendo).
Lo ideal es: cuantos menos cambios sufra la vida de tu mascota, mejor aceptará a tu bebé.