Es una prueba que se realiza a las embarazadas de las que se sospecha que tienen la pelvis demasiado estrecha o con alguna anomalía, que impedirían que el bebé baje de forma adecuada y sin problemas por el canal del parto.
La radiopelvimetría determina de forma exacta la relación entre la pelvis y la cabeza del bebé a través de una radiografía que mide los espacios óseos.
Si el ginecólogo considera que dichos espacios no tienen el tamaño suficiente para que el parto se desarrolle con normalidad, es posible que programe una cesárea.