Sangrado por implantación es la pérdida que se produce 10 a 14 días después de la concepción, cuando el óvulo fertilizado se adhiere al revestimiento del útero. Aunque este fenómeno de la implantación no se ha probado científicamente, sangrar en este punto del embarazo es relativamente común y perfectamente normal. No todas las mujeres experimentan este sangrado.
El sangrado de implantación se cree que resulta de la sangre que se escapa del óvulo al implantarse en la cavidad uterina. Suele durar poco tiempo (de uno a tres días) y ser mucho más ligero y escaso que un ciclo menstrual normal. Su color suele ser rosado o amarronado, generalmente sin tonalidades rojizas y sin coágulos. Se produce días antes de la llegada de la menstruación.
En ocasiones es confundido con el ciclo menstrual cuando realmente se está embarazada, dando lugar a errores a la hora de determinar la fecha probable de parto.