Viajar en coche durante el embarazo ofrece la ventaja de poder establecer los ritmos del viaje de acuerdo a tus condiciones físicas y psicológicas. De todos modos, aunque te encuentres perfectamente, cada 200 kilómetros es aconsejable que realices paradas de, por lo menos, diez minutos, para poder estirar las piernas y relajar la espalda.
Además, conviene que viajes durante las horas más frescas (evitando las centrales del día, sobre todo si el coche no está provisto de aire acondicionado) y no ponerte al volante durante durante los últimos días de embarazo, deja que otra persona conduzca.
Siempre debes llevar puesto el cinturón de seguridad, porque te protege a ti y, en consecuencia, también al bebé, sin perjudicarle, pues la correa no debes apoyarla en tu vientre, sino en tu clavícula y por debajo de tu vientre, como aparece en la foto. Las mujeres embarazadas no están obligadas a llevarlo, aunque la experiencia clínica ha demostrado que se trata de una protección muy importante para ti y tu bebé.
La posición más idónea para viajar es la “fisiológica”, con el respaldo del asiento elevado y la espalda formando un ángulo recto con la pelvis. Si descansas en el asiento o te tumbas, notarás una momentánea sensación de comodidad, sin embargo, al no estar en una posición fisiológica (natural), corres el riesgo de que te duela espalda.