El estreptococo beta-hemolítico (EGB) es un germen que puede vivir en los intestinos y/o en la vagina sin causar trastornos. Pero la cosa cambia cuando la mujer está embarazada, porque puede transmitírselo a su hijo durante el parto y ocasionarle una infección importante.
Como habitualmente no produce síntomas, la mayoría de las personas que lo tienen no lo saben. Por ello, a partir de la semana 35 de embarazo se toma una muestra de flujo vaginal y otra de la zona rectal para su estudio (exudado vaginal y rectal).
Si la madre es portadora, se le administrará un antibiótico intravenoso a base de penicilinas (o eritromicina) al inicio del parto, o cuando rompa aguas, y luego cada cuatro horas hasta que nazca el bebé.
La mayoría de los bebés de las mujeres tratadas no requieren un tratamiento especial después del nacimiento. De todas formas, son vigilados de forma especial y en caso de que se les detecte el mínimo síntoma de infección, se les aplica un tratamiento con antibióticos.
Cuando te vayas de parto al hospital, no olvides llevar contigo los resultados de este estudio. En algunos hospitales, si no se ha realizado el cultivo previo o la embarazada no lleva el informe, se realiza una prueba inmunológica nada más ingresar, que detecta en 15 minutos la presencia del germen en una muestra vaginal.
Se está desarrollando una vacuna contra el estreptococo B, pero todavía está en fase de estudio.