Una buena hidratación es fundamental para un embarazo saludable, tanto para la madre como para el bebé.
Durante los nueve meses tienes que comer, descansar y beber por dos. Tu dieta debe ser lo más equilibrada posible, descansar lo máximo que puedas, hacer una vida activa, saludable y beber la cantidad adecuada de líquidos.
Con una buena hidratación, puedes aliviar muchos de los síntomas comunes del embarazo: te ayuda a prevenir infecciones urinarias, eliminar toxinas acumuladas, evitar el estreñimiento, aliviar las náuseas, prevenir la acidez de estómago, a parte de facilitar el paso de nutrientes al feto. La deshidratación durante el embarazo puede ser muy peligrosa, llegando a causar contracciones en el tercer trimestre.
Las mujeres embarazadas, durante la gestación, aumentan el volumen de sangre en un 45%, por lo tanto, consumir líquidos para mantener una adecuada hidratación es fundamental. Hay que beber agua en cortos intervalos, aunque no tengas sed, pues a causa de los cambios hormonales que sufres durante el embarazo tu cuerpo tarda más tiempo en necesitar agua. La cantidad recomendada es de 2,7 litros diarios (8 vasos).
Son casi 3 litros de agua al día, puede ser algo difícil, pero puedes sustituir el agua por bebidas ricas en azúcares y sales minerales para prevenir la deshidratación (especialmente si haces algo de ejercicio).