Engordar más de lo recomendado en el embarazo se relaciona directamente con un agravamiento de las alteraciones que lo acompañan. Datos recientes indican que hasta el 75% de las mujeres que engordan mucho en el embarazo tienen más propensión a sufrir molestias y de mayor intensidad. El remedio más útil para evitarlas o minimizarlas es mantener la báscula a raya.
Según las recomendaciones de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), el aumento de peso durante el embarazo debería situarse en torno a un kilo por mes, 9 kilos en total, aunque se admiten cifras de ganancia de entre 8 y 12 kilos. Pero si a esta media ideal se suman otros 10 o 12 kilos, lo que aumentaría el peso entre 18 y 22 kilos, es muy probable que los trastornos, sobre todo los de carácter circulatorio, como edemas o hinchazón en las extremidades inferiores, varices, hemorroides, calambres en las piernas, sin olvidar los dolores de espalda, se sufran casi irremediablemente y de una forma intensa.
Un peso excesivo conlleva además una descompensación en el organismo que puede acarrear que pequeñas molestias deriven en procesos más complejos, como el aumento de la tensión arterial y el desarrollo de diabetes, entre otros, que requieren un control médico más estricto. Los kilos de más pueden convertir un embarazo normal en un embarazo de riesgo.
