Las situaciones que desaconsejan cualquier tipo de viaje durante el embarazo son muy pocas. Prácticamente se reducen a los siguientes casos:
- Hay pérdidas de sangre. Durante el primer trimestres, indican una amenaza de aborto, mientras que en el segundo y el tercero pueden indicar la presencia de una placenta que está en una posición baja (llamada también previa).
- El cuello del útero no se ha cerrado por completo. Cuando se da esta condición, el riesgo de que se produzca un parto prematuro aumenta.
- La presión arterial es alta. En este caso, la embarazada corre el riesgo de padecer una gestosis, por lo que debe someterse a un control médico constante.
- La futura madre padece diabetes gestacional.
- Si se está haciendo reposo absoluto por alguna complicación.
En otros casos, es mejor ceñirse a desplazamientos cortos, como por ejemplo, cuando:
- El embarazo es gemelar.
- Y cuando durante el embarazo actual no hay problemas especiales, pero en los anteriores embarazos surgieron complicaciones, como un parto prematuro, un desprendimiento de placenta o bien una gestosis.
De todos modos, aunque no exista riesgo aparente para viajar embarazada, siempre hay que tener cautela y antes de iniciar un viaje, es recomendable pedir cita con el médico y seguir sus recomendaciones.