La ecografía en 3D y 4D ha sido denominada “ecografía emocional”. Esto es así, lejos de la función diagnóstica principal de la ecografía tradicional (a la que ésta no puede sustituir), esta prueba es un soplo de aire fresco en el embarazo, un momento de ilusión, emoción y ternura al que la madre acude sin la presión del diagnóstico, acompañada de quien ella elija… En este sentido, hay algunos estudios que avalan la importancia de realizar este tipo de pruebas.
Vínculo materno-filial
Gracias a estas ecografías, la madre comienza a vincularse más realmente con su bebé. Muchas madres tienen un sentimiento de que “ya conocían” a su bebé antes de su nacimiento, y esto es muy positivo. Después de ver al bebé en una ecografía 3D y 4D la madre se siente madre de verdad, hasta el momento era como un sueño, una ilusión, pero viendo esa ecografía en tres dimensiones siente que es real.
Más tranquilidad
Al ver de una forma tan nítida a su hijo, la madre disminuye su nivel de estrés, miedo, intranquilidad… que pudiera tener hasta entonces.
Mejores cuidados
Un estudio señala la importancia de estas ecografías en la madre para hacer frente a las dificultades de la gestación y para abandonar hábitos nocivos como el tabaco.
Sacando parecidos
Si comparamos las imágenes que ofrece la ecografía en 3D y 4D con fotos del recién nacido, nos sentiremos sorprendidos, en muchos casos, por la similitud de ambas. muchos padres encuentran parecidos familiares (ese hoyo en la barbilla, la forma de la nariz, los labios…) que les ayudan a establecer coincidencias con otros miembros de la familia o incluso a hacer una aproximación más cercana con el nombre definitivo que le pondrán al bebé.
Según los expertos, se dan muchas situaciones que permiten que los padres se vinculen más a su bebé antes de nacer, por ejemplo, “observar cómo, tras poner la mano en la tripa de la madre, el niño sonríe, o cómo reacciona ante determinado tipo de música”. Son emociones inolvidables para los padres.
