Tu hijo te oye y tiene memoria desde el quinto mes de embarazo

bebe vientre materno

La vida en el vientre materno es fascinante, los bebés van desarrollando sus cinco sentidos y algunos de estos sentidos, como el oído, se desarrolla en su totalidad antes del nacimiento. En contra de lo que podría parecer, el ambiente uterino es de lo más ruidoso. Los especialistas coinciden en que el feto empieza a oír en algún momento entre el cuarto y el quinto mes de gestación.

¿Qué oye?

En realidad, muchos sonidos y muy diferentes entre sí. Los primeros sonidos que tu bebé oye son los que produce el latido de tu corazón, tus movimientos gástricos e intestinales, tu respiración y tu circulación sanguínea. El bebé se acostumbra a estos sonidos, es capaz de asimilar que pertenecen a su entorno y por eso no se asusta ante ellos, más bien al contrario, le aportan seguridad y confianza, sabe que le acompañan.
Más tarde el bebé empieza a oír la voz materna, que se transmite a lo largo de la columna vertebral en forma de vibración. Se irá acostumbrando a ella y será la voz más importante para él, la primera que escucha y la que siente más cercana.
Más adelante oirá la voz de papá, muy distinta a la de mamá, y la de los familiares y amigos que se acercan “a hablar con él”. Junto a ellas, el bebé es capaz de oír ruidos exteriores, como el de los claxons de los coches, el del timbre del teléfono o la música alta. Éstos son los ruidos que pueden alterarle y molestarle. 

¿Tiene memoria?

Los estudios confirman que sí, los bebés recuerdan sonidos que escucharon en el vientre materno. Hay investigaciones muy interesantes: Una muestra el caso de una embarazada de 7 meses que estaba de visita en el zoo. Cuando se acercó a la jaula de los leones, uno de ellos emitió un rugido feroz. La mujer notó cómo el bebé dio un respingo. Años más tarde, el niño seguía mostrando miedo cada vez que oía rugir un león, tanto si lo veía en un zoo como por televisión.

Otro estudio, que tú podrás verificar, es el que se realizó a un grupo de embarazadas, se les hizo escuchar a diario la sintonía de un programa televisivo determinado. Y se comprobó que después de nacer, sus hijos se relajaban escuchando esta música, de hecho disminuían notablemente sus pulsaciones y se mostraban más tranquilos.


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