Muchos son los casos de abortos espontáneos, pero detrás de esas cifras está el dolor oculto de cada mujer que ha perdido a su bebé. El daño físico sufrido en un aborto espontáneo es mínimo y de rápida recuperación. Pero el dolor más intenso y difícil de sanar, o quizás una herida incurable, es que te arrebaten la ilusión de ser madre, la dicha de traer un ser vivo al mundo, el orgullo de criar y educar a esa criatura que luego te llamara mamá.
El aborto espontáneo es un tema poco tocado por la sociedad, ya que son pocos los lugares que ofrecen ayuda a mujeres que han sufrido esta inmensa pérdida. Pero a raíz de esto debes vincularte aun más con la gente que te rodea para así recibir ayuda de los demás, y aunque sea una mínima palabra de aliento, te hará sentir una pizca mejor. La peor forma de reaccionar sería encerrándote en tu tristeza, las penas se curan desahogándote. Además, tú no creaste a tu bebé sola, no te olvides de tu pareja, él va estar contigo.
No se deben buscar culpables, si tu doctor hubiese podido evitar aquel aborto espontáneo, lo hubiese prevenido; así que reponte ante la adversidad, esto lo iniciaste con el deseo de crear una familia, entonces componte como el pilar de la familia y continua con tu anhelo, quizás ese bebé, no estaba preparado para las adversidades de este mundo.
Habla con tu familia, con tus amigas y amigos, nadie te va a culpar, busca ayuda psicológica si crees que es necesario, pero continua a paso firme en el camino de la maternidad, que nadie mas que tú puede recorrer ese camino.
